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Los pronombres átonos me, te, se, nos, os y también se para la tercera persona del plural expresan un significado reflexivo cuando la persona (o el agente) que hace la acción y la persona (o el agente) destinataria / beneficiaria son la misma.

Los pronombres átonos señalan esa información reflexiva que permite diferenciar entre:

Laura peina muy bien. Es una peluquera estupenda.
Clara
se peina a todas horas porque es muy presumida.

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Esta relación se puede presentar como objeto directo (Me lavo) o como objeto indirecto (Me lavo las manos), pero no supone ningún cambio en la elección del pronombre. La única diferencia, con algunos verbos, es que puede mostrar “la totalidad” de la persona (Me puse en la primera fila) o “una parte” de la persona, o cosas relacionadas con la persona (Me puse las manos en la cabeza / Me puse los zapatos al revés). Estas informaciones reflexivas pueden mostrar una acción voluntaria (Me he duchado con agua fría) o involuntaria (¡Oh, no! Me he manchado la camisa nueva con la salsa).

La
colocación de los pronombres con función reflexiva es la misma que la que hemos explicado para los pronombres átonos: antes del verbo (Me afeito con cuchilla) y también antes con los imperativos negativos (¡No te muevas!). Con los imperativos afirmativos, en cambio, el pronombre se sitúa después del verbo (¡Lávate las manos!) y también después de los infinitivos o los gerundios cuando no forman parte de grupos verbales (Ducharse con agua fría en invierno es horrible / Bañándome con agua tibia me relajo). Con las perífrasis verbales podemos elegir: colocar el pronombre al inicio de la perífrasis (Me tengo que afeitar) o al final (Voy a recortarme el bigote).

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