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Los posesivos admiten una intensificación con propio(s) / propia(s) y también mismo(s) / misma(s). En estos casos, propio se sitúa detrás del posesivo y antes del sustantivo.

Desde pequeña observaba con admiración cómo su abuela Matea elaboraba recipientes de cocina con sus propias manos. La Gaceta de Tucumán, Argentina

Incendió
su propia casa por querer sacar a un sapo de su habitación. La Razón, Argentina

Uno de los ladrones [...] los obligó a sentarse en el asiento de atrás de
su propio coche, mientras otro asaltante se ponía al volante. El Periódico de Aragón, España

Mi papel como madre es intentar que no repitan
mis mismos errores. Mujer Hoy, España

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Pueden aparecer posesivos en fórmulas muy comunes. Para expresar sorpresa, miedo, admiración: ¡madre mía!, ¡mi madre!, ¡Dios mío! (no decimos ¡Mi Dios! en español); en el encabezamiento de las cartas formales (en desuso en la actualidad): Muy señor/a mío/a; Muy señores nuestros.

Algunas de estas fórmulas no se ajustan a las explicaciones que hemos ofrecido aquí, precisamente porque son expresiones fijas de la lengua.

Además existen combinaciones más extensas: salirse con la suya; hacerlo suyo; ya tiene lo suyo; sufre lo suyo; cuesta lo suyo; va a lo suyo / la suya; hacer de las suyas; a mi pesar; por mi / tu / nuestra parte…: de tu / vuestra parte; tú a lo tuyo, esto no no te interesa

Muchos diccionarios suelen incluir información sobre estas y otras expresiones.

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