Las formas para expresar negación (en especial el énfasis en la negación) son muy numerosas, y también lo son las expresiones que incluyen la palabra nada, aunque a veces tienen significados muy diferentes, como hemos visto ya en ejemplos anteriores. La mayoría de esas expresiones se usan preferentemente en la lengua hablada.
Así, nada, nada se puede emplear para cerrar un diálogo (Nada, nada, te vienes a cenar con nosotros y no se hable más del asunto); pues nada suele anunciar el cierre de una conversación, el inicio de la despedida (pues nada, me alegro mucho de verte y a ver si quedamos un día...); también como indicador de cierre de la conversación, (y) nada más, en ocasiones en intercambios en tiendas o similares (- ¿Algo / Nada más? - No, gracias, nada más, solo el café con leche); antes de nada acostumbra a aparecer al inicio de una intervención más o menos extensa, con frecuencia para mostrar modestia en relación con lo que se va a decir o simplemente para captar la atención (antes de nada, quiero disculparme por el retraso... / antes de nada quiero agradecerles su presencia en esta conferencia...); no es por nada (pero) se utiliza normalmente para introducir un contraargumento a lo que ha dicho el interlocutor (Ya, dices que es un problema de software... No es por nada, pero el licenciado en informática soy yo, y creo que es un problema de hardware); para intensificar lo que se va a decir (y causar admiración en el interlocutor) podemos emplear nada más y nada menos (estuve en la Feria del Disco y me hice un selfi nada más y nada menos que con Rosamía); para indicar una corrección o destacar / justificar un matiz de lo que se ha dicho, es habitual decir más que nada (En vez de salir a las cinco, podemos salir a las cuatro y media, más que nada porque suele haber mucho tráfico); nada en especial puede ser una forma de responder a alguna fórmula de inicio de conversación (- ¿Qué tal? / ¿Cómo va todo? / ¿Qué me cuentas? - Nada en especial); para nada es una forma de rechazo fuerte y espontánea a lo que ha dicho el interlocutor, generalmente acompañada con otras fórmulas de negación (no, no, para nada, es justamente lo contrario...).
Las expresiones anteriores se inscriben en los intercambios de conversaciones, es decir, guardan relación con lo que dicen o han dicho los interlocutores; las siguientes suelen ser más autónomas, para referirnos a la propia conversación, con independencia de lo que dice la otra persona: