- ¿Qué tal si — (4) vamos a comer una pizza? Yo / — (5) tengo hambre...
- Yo (6) también. Y vosotras (7), chicas, ¿queréis ir a una pizzería o preferís un MasRonals?
- Nosotras (8) no tenemos hambre, pero — (9) podemos ir para tomar un refresco.
En (5) el pronombre también pone un poco de énfasis, para justificar la propuesta, pero no es realmente necesario. Los ejercicios (6), (7) y (8) distinguen a unas personas de otras, y eso no sucede en (9), cuando hablan las chicas.
- — (9) queremos un billete de segunda clase a Salamanca. Perdone, una pregunta, ¿— (10) podemos pagar con un cheque?
- — (11) no sé. Yo (12) no puedo cobrar con cheques, pero si el jefe dice que sí, no — (13) hay problema.
El ejercicio (12) es el único caso de contraste: yo no puedo / el jefe sí puede... Por esa razón usamos el pronombre.
- ¿— (14) estás enfermo? ¿Te encuentras mal?
- No, no, — (15) tengo un poco de sueño nada más.
Observa, en este ejercicio y en muchos de los otros, que en español muchas veces no usamos el pronombre sujeto si no hay contraste o alguna forma de énfasis.